domingo, 21 de febrero de 2010

ARTICULO DE ARTURO PEREZ REVERTE, en 1998.

Es copia del articulo publicado en La Verdad. Un poco largo para lo que acostumbro a escribir en mi blog, pero creo que vale la pena que lo leaís, se escribió hace 12 años y es sumamente actual, no tiene desperdicio.
Artículo premonitorio del escritor y periodista cartagenero Arturo Pérez-Reverte, publicado en "El Semanal" el 15 de noviembre de 1998, y que ahora, diez años después, se revela como una auténtica profecía.
Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla intro del computador, su futuro y el de sus hijos. Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o de un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro. Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio -o al revés-, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street, y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo.
Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará a usted el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo; porque siempre ganan ellos, cuando ganan, y nunca pierden ellos, cuando pierden.
No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tiene que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro.
Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder; el riesgo es mínimo. Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia. Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados.
Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no se encuentran todos los días.
Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es euforia, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.
Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad. Y entonces todo el tinglado se va a tomar por el saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces -¡oh, prodigio!- mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no.
Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recaen directamente sobre las espaldas de todos nosotros. Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia y con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda.
Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la pagan con su pellejo, con sus ahorros, y a veces con sus puestos de trabajo, Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.
Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena.
Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.


sábado, 20 de febrero de 2010

LLEGAR A FIN DE MES.......

Son muchas las veces que pensamos que lo nuestro, lo que nos rodea es lo normal y es lo justo. ¿Pero que nos da o nos quita la razón?
En una conversación de café, el dialogo iba de que a nosotros los del "primer mundo", nos perjudican los mercados emergentes porque nos ofrecen lo mismo (casi a la misma calidad) a un precio infinitamente menor, porque ellos pagan menos a sus operarios, porque no tienen precios abusivos con cargo a una ecología mal entendida y por supuesto su calidad de vida no esta ligada a trabajar cuantas menos horas mejor, sino a todo lo contrario (tener trabajo durante muchas horas en una jornada, les dignifica). ¿Porque no son ellos los que tienen razón? Igual es que la realidad del "primer mundo" es tener inflados los precios y con ello los reyes del mercado son los intermediarios. 
Deberíamos de volver todos a poder comprar los artículos al precio de tercer mundo, aunque ello supusiera que nuestros sueldos se redujeran drásticamente, sobre todo si con ello llegamos e nuevo a fin de mes.


sábado, 13 de febrero de 2010

RELATO CORTO Nº 5. Una historia de amor.

Vamos, acompañadme, que no importen vuestras apreturas, ni este frío atroz, que no importe vuestro cansancio, ni ese dolor que produce el camino. Acelerad, daros prisa, seguid dando ritmo a mis zancadas, junto a mí de forma acompasada. Va a ser una sorpresa, ella no me espera, estas no son horas de presentarme junto a ella, pero la quiero tanto.
Vosotros sois los culpables de que mi amor por ella aumente, culpables de cada una de mis citas, cómplices de mi eterno amor. Vosotros hacéis posible que cada día la ame más y más intensamente, de que sus esperas sean cortas, de que la sienta cercana junto a mi. Con vosotros es posible que nuestros abrazos se repitan, adornados con besos interminables.
Os estoy tan agradecido, y solo sois mis pies.


HACER PLANES..........

Mi padre siempre me ha dicho que no hay que hacer tantos planes. Para esta tarde, con los amigos, con tu pareja, con tus hijos, para la semana que viene, para el mes que viene, para después de fiestas, para el verano, para el invierno. Que nunca hay que hacer planes, que lo interesante siempre surge del "pensat y fet", pensado y hecho, y es verdad lo bueno siempre suele ser lo realizado sin pensar, sin premeditación y sin planes. Pero yo sigo haciendo planes, siempre espero lo que va a suceder dentro de un instante, siempre espero algo más de mi pareja, de mis hijas, de mi familia, de mis amigos, pero como es normal, nunca salen completamente bien. Creo firmemente que no hacer planes es un síntoma de vejez, es como si no tuvieras tiempo para corregir los que no salen como tu esperas, así es que me siento joven, soy joven y me niego a no hacer planes, aunque sepa que no se realizaran al completo.



sábado, 6 de febrero de 2010

EL RENCOR, RESULTADO DE TENER UNA BUENA MEMORIA.

Ya hace algún tiempo escribí sobre lo que supone para mi tener un exceso de memoria o no saberla utilizar del todo bien, con respecto a la "mala conciencia", pero en una charla de café anoche mismo, justo antes de asistir por primera vez en directo a una competición de póquer, surgió el tema de referencia y como es lógico quiero comentar. Creo que el rencoroso al igual que el que tiene mala conciencia, acapara un exceso e memoria o en su efecto, el no saber utilizarla bien, de tal manera que en su camino siempre tiene vivencias en el escritorio de forma permanente y no en sus archivadores.
Definitivamente, el rencor solo existe si hacemos perdurar la vivencia en nuestra memoria, justo igual que el elefante protagonista del clip que os enlazo a continuación.