jueves, 29 de septiembre de 2011

LAS DEUDAS DE LA ADMINISTRACIÓN son mis deudas y también las vuestras.

En plena crisis y endeudados hasta las cejas. No se escapa nadie. En esta situación si que vale aquello de "quien este libre de pecado que tire la primera piedra". Todos, si, todos tenemos deudas y la mayoría no podemos pagarlas y ni tan siquiera tenemos conciencia de que las tenemos.
En un tiempo en que los empresarios piden un esfuerzo mayor a quienes están ligados a ellos a base de relaciones laborales, en un tiempo en que a los funcionarios se les recuerda casi cada día que sus relaciones laborales lo son para esa empresa más grande y endeudada que es la administración en España (pero también en cualquiera de los países del llamado primer mundo), no cabe más que razonar que el Estado, las Autonomías y los Municipios, son propiedad de los ciudadanos y que por tanto somos cada uno de nosotros los que tenemos esas deudas gigantes e imposibles de pagar.
El estado español "solo" debe la friolera de 65.000.000.000 de euros (sesenta y cinco mil millones), sin contar con la deuda de la Comunidad Autónoma en que vivimos (C. Valenciana "solo" 17.500.000.000), ni por supuesto la deuda de nuestro municipio (Castellón 107.000.000)  y mucho menos la deuda de cada uno de nosotros (hipotecas, tarjetas, prestamos, etc..), con una sencilla operación matemática de reparto de la deuda, me encuentro con que solo como ciudadano mi deuda particular e indirecta asciende a 5.700 € aprox.
No se como voy a poder pagarla. Para devolverla sin dejar de lado mis obligaciones hipotecarias y de prestamos personales, tengo que estar sin comer durante más de un año y por supuesto eso es imposible, asi es que por favor gobernantes, "aplíquense el cuento" y sepan que no solo con recortes pagaremos las deudas, ni tan siquiera con más impuestos, sino con más trabajo, mayor esfuerzo y por supuesto incentivando el consumo, para que quienes aun pueden ayuden a la mayoría.
No soy economista ni nada parecido, pero creo que es de sentido común preocuparse por las deudas de uno.