Se llama justicia (aunque en España esta sea del siglo XIX). En todo
proceso de desahucio, inicialmente hasta en tu mente apareces como culpable (no
hay duda de ello, ya que eres el demandado). Lo vives de cerca, tan cerca que todo
lo ves desenfocado y cada día lo compartes con una pesadilla.
Después sientes vergüenza de que se sepa que vas
irremediablemente hacia la culpabilidad, pero de pronto te das cuenta de que
solo es el sistema quien te da por culpable y el mismo sistema que te impide explicarle
al Juez que ha pasado, por qué estás en esa situación y por qué tú eres la víctima.
Posteriormente, si eres capaz de superar la fase en la que
te haces conocedor de la realidad, te conviertes en un luchador, acariciando la
idea de que son ellos los culpables y si no, estás muerto (yo personalmente
creo que antes del suicidio hay otras fórmulas).
En la última fase de todo el proceso, sin casa y con una
gran deuda adicional, alguien te dice "Se puede vivir sin tener nada a tu
nombre. Ellos (los muy ricos y los banqueros) lo hacen", y es entonces
cuando te das cuenta de que hay vida después de un desahucio, aún cuando tu deuda
sea impagable de por vida.
Suerte a todos, todos. La necesitaremos porque mañana nos tocará a nosotros.