sábado, 17 de agosto de 2013

EL SUICIDIO. No solo una manera de morir.

Anoche, después de una jornada festiva y trivial con amigos, en un momento de distracción del cuerpo derrotado por tantos excesos, alguien habló de varios suicidios de gente conocida. "Recuerdas, fulano, mengano, él, ella, cada uno de ellos con una manera diferente de morir, pero con una similitud tremenda, el suicidio.
Por desgracia, me ha tocado vivirlo muy de cerca http://lascosasdeb3n3.blogspot.com.es/2009/09/no-tengo-abuelas.html. Sé muy bien que no hay un análisis lógico detrás de él, sino más bien un trastorno que normalmente lo relacionamos con la depresión, pero que tiene otras complicadas variantes. No todos los actos en que uno/a se quita la vida son suicidios. No lo son cuando uno lo hace por los demás, no lo son cuando se realizan en nombre de una creencia o religión (los mártires). Tampoco lo son sin una prueba de que la persona en cuestión tenga intención de morir.
La mayoría de religiones lo consideran un pecado. La mayoría de gobiernos, un delito. Pero a mí me gusta pensar como en algunas culturas orientales que consideran el suicidio como una honorable escapatoria de algo forzosamente doloroso.



4 comentarios:

  1. Hola B3N3.

    Este tema es muy delicado; al igual que hay que tener presente las secuelas ocasionadas después de un accidente, existe un efecto negativo para los familiares y amigos de las personas que deciden tomar esta decisión para acabar con su vida.

    "La vida es como un juego de naipes, en la cual te dan cartas buenas y cartas malas. Algunas veces no tienes las cartas que te hubiese gustado tener, pero lo primordial no es cuántos naipes, ni las buenas cartas que tengas en determinados momentos de la vida, sino lo bien que sepas jugar esas cartas en esos determinados momentos".

    Un saludo.

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  2. La vida es un juego de naipes.

    He oído recientemente una expresión: “Tienes que jugar con los naipes que dispones”; eso me hizo pensar en la gran similitud entre la vida y este juego.

    Primero, es imposible controlar cuántos naipes hay y cuáles obtendremos, y cualquier intento de controlarlo (por ejemplo, guardar un naipe en la manga) es una estafa.

    Tenemos que jugar con los naipes que nos han dado, y a veces, recibimos buenos naipes, pero, otra veces, malísimos.

    Y, como pasa en la vida, al examinar cada naipe separado es imposible crear una visión exacta de lo que disponemos.

    Los naipes son interdependientes: es que el valor de cada uno se determina por su importancia en todo el conjunto que tenemos en nuestra mano.

    ¿No te parece que lo mismo pasa en la vida real?.

    Cada nueva situación nos proporciona sus amenazas junto con sus oportunidades, tiene sus puntos fuertes y débiles.

    Por ello, hay que aspirar con tener la visión completa de todo, que no pasemos por alto el bosque al concentrarnos en un solo árbol.

    Vale, ¿qué es lo que pasa cuando nos dan los naipes malos?.

    Los doblamos y esperamos la próxima ronda, ¿verdad?.

    Y así debemos percibir la vida: doblar y esperar hasta la próxima ronda.

    No hay ningún sentido en quejarse al distribuidor de los naipes (en nuestra analogía sería al Dios Todopoderoso).

    No es nada eficaz ponernos deprimidos o enfadados por los naipes que disponemos por el momento.

    Si es necesario, doblemos y esperemos hasta la próxima ronda.

    Ahora me viene a la cabeza otra buena expresión: “Cuando se cierran las puertas, se abre una ventana”.

    Aquí ahora viene la otra moraleja que podemos sacar del juego de naipes: "Si a uno le han dado malos naipes en una ronda y ha decidido a doblarlos, que se asegure que junto con los naipes no doble su espíritu".

    Es un error salir de quicio al obtener malos naipes, eso puede perjudicarle a uno en la siguiente ronda ya con muy buenas cartas, porque puede estar tan desconcentrado por su ira, que perderá la oportunidad de ganar.

    Recuerda: "Cada ronda es nueva".

    ¿Te das cuenta de cuánta gente tiene dificultades de crear nuevas relaciones por el dolor de las previas?.

    ¿Y cuántas personas se esfuerzan en empezar a trabajar en un nuevo puesto por la única razón de que el previo era un desastre?.

    La vida nos proporciona unas series de “manos”, solo es necesario jugar con los naipes que dispones por el momento y siempre recuerda que cada ronda es algo nuevo, con las oportunidades de ganar o de perder completamente nuevas.

    Disfruta del juego, goza de la vida a pesar de sus experiencias malas y buenas o, tal vez, gracias a estas.

    Otra lección para aprender: "Siempre tratar de mirar en tu alrededor y preguntarte": ¿Cuál es el juego que jugamos de momento?. ¿Cuáles son sus reglas y qué significa la victoria en este juego?.

    Observa los ejemplos de muchos militares que, al retirarse, se fueron a trabajar al sector de negocios sin el cambio necesario de su modo de pensar para darse cuenta de que ahora están jugando al completamente otro juego.

    O veremos el ejemplo de los emprendedores que se hicieron los políticos: tampoco es el mismo juego.

    Las reglas son diferentes, por consiguiente, el criterio de “vencer” lo es también.

    Además, es crucial saber con quién jugamos y quién de ellos de verdad participa, es imposible jugar solo, y en la vida, y en los naipes.

    Por eso es tan importante identificar a los otros jugadores y las apuestas.

    Piensa en una cosa curiosa: ¿Cuántas veces hemos perdido “la ronda” relacionándonos con una persona "A", cuando la verdad era que la que decidía era la persona hasta “fuera de la mesa”.

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  3. Última analogía: en cuanto hayas identificado a los jugadores, aprende su estilo, encuentra lo que les conduce y observa su estrategia.

    Eso a menudo nos ayuda a entender qué naipes tienen y con qué aspiran.

    Al fin y al cabo, ellos también se ven obligados a jugar con los naipes que disponen.

    A algunos no les gusta jugar a los naipes, está bien, pueden dejar de jugarlo, pero es imposible dejar de jugar a las cartas de la vida.

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  4. Eduardo, estoy encantado con tus respuestas. Encantado con que mi vuelta te haya dado para tanto. jejejejeje.
    Sabia comparación de la vida con un juego de naipes, me gusta.

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