Estoy locamente enamorado de una Motera Princesa. Princesa
desde siempre (como bien dice su slogan, “Nací princesa porque zorras sobraban”),
y motera, pilotando una Harley Davidson, desde principios del 2004. Posiblemente
los hombres no entendáis a que me refiero con las palabras de este post, pero
las chicas lo saben muy bien.
Es cuando tras un fin de semana de muchísimos kilómetros vuelve
a casa, cansada y satisfecha tras absorber todas las sensaciones al pilotar una
gran moto, y compartir con otr@s todas esas experiencias, me regala la mejor de
sus sonrisas. Si, para mí. Es entonces cuando el “ego” se me inunda de satisfacción,
enamorado de la guerrera que ya está en el hogar, que a “cargado sus pilas”, y ahora
de nuevo conmigo, nada más que para dejarse querer.
Motera y princesa, eres parte de mi alma, por todo, pero por
esto también. Me llena de gozo, como a un pozo rebosado de placer, que recibe
entonces el amor con toda la intensidad imaginable.
Te quieroooooooooooo!!!!