Hoy he asistido al funeral de José Antonio Cazorla, Toño o Jerbo, para los más cercanos. Tú y yo no éramos amigos, solo conocidos con una afición en común, las motos. Me he emocionado. Abrazos y muchísimos lloros en tu despedida. Se me ha roto el corazón por ver a mis amigos rebosando tristeza. Que dolor, malo y casi enfermizo se apodera de los seres queridos que tienen que afrontar solemnes actos de despedida.
Mi alma esta agrietada por el dolor de mis amigos, pero llena de esperanza porque tras la demostración de amor de esta mañana, tienes garantizada la vida eterna en la ciudad de los muertos, donde vives y que seguramente te habrán recibido con una gran fiesta de cumpleaños aprovechando tu llegada y tus 53 "julios". Ahí vivirás hasta que nosotros uno a uno vayamos a hacerte compañía para seguir con nuestra afición de búsqueda de libertad en los paseos con nuestras motos. Bienvenido a la eternidad, JERBO!!!
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