jueves, 1 de julio de 2010

GRATIS. Esta crisis hace que todos lo queramos gratis.

Todos pedimos que sea gratis, todo realmente gratis. Pero la realidad es que no hay nada gratuito. Lo que no nos cuesta dinero en el momento de disfrutarlo o adquirirlo, nos cuesta a la hora de pagar nuestros impuestos, ya que la gratuidad solo es el reparto del coste entre todos, de tal forma que el que lo utiliza o adquiere solo paga una ínfima parte por ello. Sin embargo, quien no lo adquirirá jamás también pagará por ello su parte, que sumada a miles de otras partes que no utilizará nunca, hace que sus impuestos suban y suban sin parar. ¿no será mejor que cada cual pague por lo que adquiere o utiliza? 
Nunca debemos de caer en el error de confundir lo gratuito con la protección social de quien verdaderamente lo necesita. Una sociedad moderna se caracteriza por asumir la protección de sus necesitados entre todos (incluso ellos mismos), por tanto, no es menos moderno que cada cual pague por lo que utiliza y nunca por lo de los demás. Viviríamos en un mundo más razonable si pensáramos que lo gratis no existe, que siempre hay alguien al otro lado que sufrirá el coste y que si es quien lo utiliza infinitamente mejor, porque siempre acaba pagándolo el ciudadano medio.


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